Mercedes se lanza con el volante estilo yugo: ¿innovación o capricho innecesario?

Tesla lo intentó primero… y no fue un hit
Cuando Tesla presentó su famoso volante en forma de yugo —ese que parece más sacado de un avión que de un coche— el internet explotó. Unos lo amaron por su estética futurista, otros lo odiaron con pasión por ser incómodo, poco práctico y, para muchos, innecesario. La realidad es que el yugo de Tesla terminó siendo más polémico que revolucionario.
Pese a las críticas, hubo algo que Elon y compañía lograron: poner ese tipo de volante en boca de todos. Y ahora, Mercedes ha dicho “hold my weissbier” y ha decidido que también quiere jugar con esa forma radical de manejar. Sí, brodi, prepárate para ver volantes raros con logo alemán.
La propuesta de Mercedes: más elegante, más digital, igual de extraño
A diferencia de Tesla, que fue directo al grano y colocó el yugo sin mucha explicación, Mercedes viene con la típica elegancia y justificación tecnológica que tanto le gusta. Su nuevo diseño está pensado para sus futuros modelos eléctricos de alta gama, donde la conducción autónoma y la digitalización total serán los protagonistas.
¿Y qué mejor para representar esa nueva era que un volante que parece salido de un concept car de 2050? El de Mercedes no es idéntico al de Tesla, pero sigue esa línea sin aro superior, con diseño achatado, y muchos botones táctiles integrados. Como si fuera una tableta voladora.
La era de los botones que no se sienten
Una de las cosas más polémicas del yugo de Tesla fue que muchos controles eran táctiles y sin respuesta física. Algo que en plena autopista no suena como la mejor idea del mundo. Pues Mercedes, que ama los acabados tech, también se va por ese camino.
Su volante futurista incluirá controles hápticos, menús flotantes en el cuadro digital y hasta gestos para cambiar funciones. Todo muy “Minority Report”, pero también muy lejos del clásico “clic” que todos conocemos. La pregunta es: ¿de verdad necesitamos complicar el simple acto de girar?
¿Funcionalidad o puro show?
Mercedes defiende su diseño diciendo que es una respuesta natural a la conducción autónoma. Como en el futuro no vas a tener que conducir todo el rato, el volante puede ser más pequeño, más visual y menos molesto. Además, así se abre más el campo de visión hacia el panel de instrumentos y se mejora la sensación de amplitud en el habitáculo.
Pero claro, eso suena bien en teoría. En la práctica, seguirás teniendo que aparcar, girar en calles estrechas y maniobrar en rotondas. Y si el volante parece salido de un videojuego arcade, puede que más de un conductor termine con las manos sudadas solo por intentar dar una vuelta cerrada.
Lo que quieren los ingenieros no siempre es lo que quieren los conductores
Este tipo de decisiones muchas veces nacen en laboratorios de diseño donde todo es minimalista, futurista y silencioso. Pero los coches viven en la vida real. Con tráfico, lluvia, baches y conductores que necesitan controlar su vehículo sin pensar en interfaces táctiles.
Ya le pasó a Tesla, y probablemente Mercedes también lo aprenda por las malas: un coche no solo debe ser bonito o moderno, también debe ser usable. Si el volante se convierte en una distracción o en una barrera para la conducción, por muy estético que sea, no va a ganar el corazón del conductor europeo.
¿Será este el futuro de los volantes?
Es difícil saberlo. Por ahora, Mercedes está haciendo pruebas con estos volantes en prototipos eléctricos. Si la respuesta es buena (y las críticas no los aplastan), puede que lo veamos en producción pronto. Si no, será otra curiosidad para el museo de ideas raras.
Lo que está claro, brodi, es que la batalla por el interior del coche del futuro ha comenzado. Ya no solo importa cuántos caballos tiene o cuántos kilómetros recorre en modo eléctrico. Ahora también importa si puedes manejarlo como si estuvieras pilotando una nave de ciencia ficción.