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Tesla aprieta a sus comerciales: jornadas maratónicas y presión extrema para vender

Tesla aprieta a sus comerciales: jornadas maratónicas y presión extrema para vender

El experimento de ventas directas de Tesla da un giro inesperado

Tesla, que en su momento revolucionó la venta de coches al eliminar los concesionarios tradicionales, parece haber dado un volantazo en su modelo comercial. Lo que comenzó como una apuesta por la venta directa al consumidor, sin intermediarios, hoy se ha transformado en una red de tiendas físicas donde los empleados enfrentan presiones laborales dignas de una película dramática. En China, donde la competencia por dominar el mercado de vehículos eléctricos está que arde, Tesla ha adoptado una postura cada vez más agresiva con su personal.

Vendedores al límite: 13 horas al día, siete días a la semana

El nuevo ritmo que enfrentan los trabajadores no es para cualquiera. Los vendedores de Tesla están sometidos a jornadas laborales de hasta 13 horas diarias, sin descansos semanales, como si fueran parte de un régimen de entrenamiento para maratonistas corporativos. No hay espacio para la lentitud ni para días flojos: las metas de venta se renuevan cada 24 horas, y quien no cumple, lo siente en carne propia. Este nivel de exigencia no solo pone en duda la sostenibilidad del sistema, sino que también levanta cejas dentro y fuera del país.

La feroz competencia local obliga a medidas desesperadas

En un entorno como el chino, donde fabricantes locales como BYD o Nio pisan fuerte con precios competitivos y prestaciones tecnológicas innovadoras, Tesla ha tenido que recurrir a estrategias más agresivas para mantener su porción del pastel. Si bien la compañía aún conserva cierto prestigio, la fidelidad de los consumidores ya no es tan firme, especialmente cuando hay alternativas más económicas y con prestaciones similares. Ante esto, la empresa ha decidido que la única forma de mantenerse al frente es poner a su ejército de vendedores a operar a máxima velocidad, sin pausas ni frenos.

La rotación de personal se convierte en una constante

Como era de esperarse, este nivel de presión ha tenido consecuencias. La rotación de empleados es altísima, y no por gusto: muchos no aguantan la intensidad del trabajo, y otros tantos son reemplazados por no alcanzar los objetivos de ventas diarios. Se habla de un ambiente laboral donde la tensión es constante, los supervisores vigilan el rendimiento con lupa, y las amenazas de despido están siempre flotando en el aire. Esto no solo afecta el ánimo del equipo, sino también la calidad del servicio que reciben los clientes.

Cambios en la estrategia global de Tesla

Lo que Tesla está implementando en China podría ser una señal de lo que planea para otros mercados. La compañía está virando hacia una estructura de ventas más tradicional, con tiendas físicas, atención personalizada, y métricas de desempeño tan estrictas como si se tratara de una sala de operaciones. La pregunta es si este modelo es viable a largo plazo, o si terminará erosionando la cultura corporativa que tanto promovía la innovación y la autonomía.

El lado menos visible de una marca innovadora

Mientras Tesla sigue presentando sus vehículos como símbolos del futuro y la sostenibilidad, en la trastienda hay una realidad muy distinta: equipos agotados, rotación constante, presión psicológica y jornadas interminables. Este contraste entre la imagen pública y el día a día de sus trabajadores podría terminar pasando factura, sobre todo si los consumidores comienzan a cuestionar las prácticas detrás del producto final.