De ahorrar tres años a financiar en cuotas: la evolución del acceso al coche en España

Cuando tener un coche era un lujo reservado a la paciencia
Retrocedamos seis décadas. España, años 60. Las calles apenas veían pasar coches, y el sueño de la clase media era claro: tener un SEAT 600. El problema no era desearlo, sino pagarlo. Para poder llevarse uno a casa, había que guardar peseta por peseta durante años. Literalmente.
En esa época, el sueldo promedio apenas rozaba las 2.000 pesetas al mes, mientras que el SEAT 600 costaba unas 65.000 pesetas. Esto se traducía en casi tres años de trabajo sin gastar ni un solo centavo en otra cosa. Ni en comida, ni en casa, ni en nada. Solo ahorrando para ese cochecito redondito que parecía más simpático que funcional.
Pero no todo el mundo tenía esa capacidad de ahorro. Muchos acudían a rifas, sorteos, o incluso se juntaban entre familias para compartir el coche, que no era solo un medio de transporte: era un símbolo de haber “llegado”.
El SEAT Ibiza 2025: más caro en euros, más barato en esfuerzo
Ahora, pongamos el foco en el presente. El SEAT Ibiza 2025 tiene un precio de partida de unos 18.000 euros. Una cifra que, comparada con las 65.000 pesetas del 600, parece una locura. Pero el contexto lo cambia todo. Hoy en día, el salario medio en España ronda los 1.987 euros mensuales. Eso significa que un trabajador promedio podría reunir el dinero necesario en menos de 10 meses… si también viviera del aire.
Claro, nadie hace eso. Lo que ha cambiado no es solo la proporción entre ingresos y coste del coche, sino el acceso al crédito. Hoy es más fácil financiarlo, dividir el coste en cuotas, jugar con intereses bajos y pagarlo poco a poco mientras se sigue viviendo con normalidad. No hace falta esperar años para tener coche nuevo. Solo hace falta tener nómina y algo de estabilidad.
La transformación del coche en la vida cotidiana
El coche pasó de ser un trofeo que se lucía en las calles a un objeto funcional, casi utilitario. En los años 60, quien tenía coche tenía prestigio. Hoy, quien tiene coche, probablemente tiene que pagar parking, gasolina y seguros. Es otra lógica.
El SEAT Ibiza 2025, por ejemplo, no es un vehículo exclusivo, pero sí cumple con lo que busca el conductor promedio: seguridad, eficiencia, algo de tecnología y un diseño moderno. Viene con pantallas, conectividad, motores que consumen poco y hasta versiones híbridas. Nada que ver con el rugido del motor del 600 y sus vibraciones cada vez que pasaba de 80 km/h.
El contexto económico, tan importante como el precio
Otro cambio brutal ha sido el acceso al crédito. Antes, pedir un préstamo era un trámite eterno, reservado a quienes tenían “contactos” o solvencia impecable. Hoy, puedes financiar un coche desde la app del banco. Literal. La digitalización, la competencia entre entidades financieras y la cultura del consumo a plazos han hecho que comprarse un coche nuevo no parezca tan descabellado.
Claro, la realidad no es igual para todos. El empleo sigue siendo precario para muchos jóvenes, y ahorrar se ha vuelto un lujo en sí mismo. Pero incluso en ese panorama, sigue siendo más fácil comprarse un coche nuevo hoy que en los 60, cuando ahorrar tres años de sueldo era la única forma de lograrlo.
De ícono cultural a herramienta necesaria
El SEAT 600 fue parte del paisaje de una España que se modernizaba. Su silueta estaba en todas partes: bodas, bautizos, vacaciones en Benidorm. Era un coche que no solo se manejaba, se celebraba. Hoy el coche es otra cosa. Es comodidad, es necesidad, es a veces una carga más.
El SEAT Ibiza 2025 no despierta pasiones como el 600, pero tampoco necesita hacerlo. No busca ser un símbolo nacional, sino un aliado del día a día. Te lleva, te conecta, te protege. Su rol es más discreto, pero también más eficiente. Ya no hace falta esperar tres años. Hace falta decidir cómo lo pagas.